viernes, 8 de febrero de 2008

CIGUDOSA Y SU PAISAJE







Esta es la descripción que, a principios de los años sesenta, Miguel Moreno y Moreno, maestro, escritor y periodista, hace de Cigudosa (Soria) y de su paisaje en su libro "Por los pueblos sorianos" tomo II, edit. Urbión, Soria 1970:


"En las vegas del Alhama, a mediados de febrero, los almendros han florecido ya. En todos sus polícromos tintes desde el blanco más blanco, hasta los tonos sonrosados más fuertes.
Hay en las vegas del Alhama un perfume a flores de almendro. Y hasta las cimas del maravilloso, casi anacrónico paisaje, a trechos un paisaje lunar, suben los aromas desde los tempranos árboles.
La tierra es -por las alturas sorianas linderas a las vecinas de La Rioja- un poco más baja; es decir, la altura de la meseta soriana ha iniciado su declive hacia la depresión del Ebro. (Cigudosa se encuentra a 732 m. sobre el nivel del mar, siendo el pueblo de menor altitud de la provincia de Soria) Y ya por sus confines, los serrijones, las colinas que se entrecruzan, como si se engranasen, como si se anudasen para combinar un más bello paisaje, dan abrigo a los valles, y calor a los barrancos.

 
De Cigudosa, el pueblo sentado a la vera del río Alhama, el pueble de la vega feraz de innumerables frutales, se había hecho, precisamente, esta definición: "que estaba en un barranco". No es verdad del todo, aunque lo sea en parte. Porque Cigudosa en la hondonada, ocupa una pequeña, limitada planicie, en su valle. Hasta ella, hasta la población, la carretera se retuerce, en un descenso impresionante, buscando el núcleo urbano; el apiñado grupo de casas, aquí no labradoras, porque bien es verdad que la agricultura no es la fuente de riqueza de sus vecinos -la agricultura entendida en el más amplio sentido de laboreo de tierras de cereal- aunque sí es la agricultura, pero de parcelas ribereñas, las huertas de la vega, la única y esencial fuente de riqueza.
Cigudosa es una parcela de almendros en flor.
De nutridos manzanares.
"Un mar de flor, de aquí a muy poco tiempo" asegura uno de sus vecinos.
"Cuando pasa la brisa, es el ver la vega", dice otro. Va rizando, ondulando las ramas verdes y florecidas de los manzanos, de los otros frutales, quedando aquí el perfume que arrastra y allí, sobre las flores, la maravilla de la cosecha que prometen.
Cigudosa, por sus fiestas de mayo, es un mar de vega en flor. En contraste a este paisaje paradisíaco, sin duda, de la vega, el otro de las laderas de los montes, recortadas en fajas de tierra que recibe el laboreo impaciente de los agricultores del pequeño pueblo, queriendo ganar al monte lo que no les diera el suelo en la llanura; y así los bancales en las laderas se suceden; han llegado a realizar ya los ribereños del Alhama una especie de técnica de contención de tierras en las faldas de los montículos, y hasta casi en sus mismas crestas, para conseguir esas tierras estrechas y largas; esas tierras de ladera; esas fajas sin fin que se pierden tras las cuestas, y en las que la pareja de mulas de labor ha de hacer filigranas de equilibrio para que el gañán pueda lograr un surco más en que enterrar el grano.
 
Y a esto es a lo que nos hemos referido antes, al tratar el término de Cigudosa, en ciertos aspectos, de paisaje lunar. En el viaje al pueblo desde Castilruiz (1011 m. de altitud), se llega a coronar el pequeño puerto, en donde se parten los términos municipales. Hasta la carretera, la conservación de la calzada (entonces sin asfaltar), acusa el cambio de términos; pues bien, desde esta altura la visión panorámica es extraordinariamente hermosa: abajo, los verdes esmeralda de los cereales, en esa tiras que semejarían anchas cintas de color, en contraste con la piedra caliza de los bancales y con tonos ocres y rojos de la tierra yerta.

Los picos de las colinas, cúspides cónicas, son intensamente blancos. Y al ser tan numerosas, salpican el verde, el rojo y el ocre, con los bancales de piedra de enormes rellenos, circulares y lineales, cual si se tratara de un bordado en color.

Intensamente bello, el paisaje de Cigudosa. (En una gran parte de este descrito paisaje de montaña y en los primeros años de los dos mil, se realizó una importante acción repobladora, fundamentalmente a base de pinos, lo que, con el paso de los años, contribuirá a que experimente el mismo mejoras muy positivas para el medio ambiente que ya empiezan a producirse, como se puede ver en esta fotografía)


No son precisas otras citas o aportar otros elementos de valor: su iglesia de buena fábrica dedicada a San Pedro Apóstol, o la ermita homónima de la joya arquitectónica y pictórica de Casillas de Berlanga, pues como aquella, está dedicada a San Baudelio.
El pueblo es la expresión auténtica del pueblo labrador.
Pero mucho más que pueblo agrícola, le llamaríamos, por su producción abundante, selección

del producto y crédito en los mercados, de las manzanas de Cigudosa, pueblo trajinero en la colocación de este producto; la circunstancia de su producción frutal, lo ha hecho, a la vez que agricultor, comerciante. Y no es precisamente este -que ya se aleja de la rinconada de Soria, hacia La Rioja vecina- pueblo de arriería, aunque lo fuera antaño; hoy su signo no es de carretas ni de posadas; es pueblo viajero que busca la venta de sus manzanas "reineta", "perona" y "verde doncella", pintadas aquéllas en su amarillo pálido; y rebosantes éstas de arrebol sobre el amarillo verdoso, terso y brillante, en los mercados de España.
Cigudosa es un pueblo pintoresco, afanosos y... florecido.
Como están florecidos sus almendros en flor.
Como a muy poco tiempo, pues la bondad del clima lo adelanta, han de florecer junto a la vega, en las orillas del Alhama, los frutales; los múltiples frutales que lleva la vega, las variadas especies, y a decir de un vecino, "todas, menos el plátano y el naranjo".
En la linde de Soria, a mediados de febrero, ya se sienten perfumes de los almendros en flor.
Cigudosa está entre ellos, maravillosamente perfumada..."
(En la actualidad, a consecuencia, fundamentalmente, del proceso expropiador de la mayor parte de las tierras de la vega y adyacentes llevado a cabo en los años noventa por la Confederación Hidrográfica del Ebro para la construcción del embalse de Cigudosa-Valdeprado, aguas arriba del casco urbano de Cigudosa, casi toda la vega está sin cultivar y han desaparecido la mayor parte de los frutales descritos anteriormente. Una vez comenzados los trabajos iniciales de su construcción, acceso a la presa y cimentación de la misma, foto adjunta, ahora está paralizado por posibles deficiencias del proyecto relativas a la seguridad del futuro embalse).

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